Reseña del libro: “Sombras del Ayer”
De el autor: Abel Angulo
(Editorial Adarve, diciembre de 2020)
“Sombras del ayer” es básicamente una historia de espías, o eso puede parecer en una primera lectura a un lector poco avezado.
Una apasionante trama llena de suspense e intriga en la que poco a poco, irremediablemente, se va tejiendo una complicada historia de amor.
Ambientada geográficamente en la ciudad de Zaragoza, el autor aprovecha con maestría todos los recursos de una urbe con unos atractivos muy interesantes, quizás desconocidos para los foráneos, pero muy presentes en la vida cotidiana de la ciudad. Desde su impresionante Basílica del Pilar, el río Ebro con su mítico pozo San Lázaro, o las viejas barriadas envueltas por un halo de misterio en los días en que la espesa niebla envuelve las calles.
La trama se desenvuelve a lo largo de las páginas introduciéndonos en una partida de espías, en la que los agentes de las dos coreas y de otras potencias extranjeras se disputan la caza de un viejo general huido de Corea del Norte.
Un historia donde se mezclan personajes nativos con otros venidos de fuera, especialmente de Corea. La novela también es un tributo a la historia del pueblo coreano, a su cultura, su mitología, y sobre todo a su arte marcial: el taekwondo. Algunas de las escenas que se narran en la novela transcurren en un ficticio gimnasio zaragozano regentado por el maestro Hyun, un personaje que forma el eje estructural sobre el que gira todo el argumento de la trama.
Sin embargo, el personaje principal, sobre el que el escritor hace recaer todo el peso emocional de la obra se llama Mario. Sobre el papel en una frase, se define como: “un joven de buen ver con rastros de echarse a perder prematuramente”. Es un joven mejicano, antiguo taekwondista, que viene a la ciudad natal de su padre para buscar sus raíces. Su vida se ve envuelta por la espiral de una intensa trama que se bifurca en dos direcciones, una presente que lo arrastra hacia la peligrosa intriga de espías, y otra que hurga en el pasado, en la búsqueda de los lugares y las vivencias que su padre relata en una vieja agenda de hojas amarillentas, que Mario guarda muy cerca del corazón.
Mientras Mario se introduce en ese mundo de espías conoce a Iseul, una bella joven coreana con la que nacerá una intensa historia de amor.
No podemos olvidar a otros interesantes personajes que dejarán una profunda huella en nuestro recuerdo como: Alberto y su perro Boby, o el carismático Dong-Geun.
Todos juntos forman un cartel de personajes que enriquecen la novela con sus definidas y cálidas cualidades humanas, dando a la obra una de sus estructuras maestras.
No quiero finalizar esta breve reseña sin regresar al principio; tal como me proponía insinuar en el comienzo, la idea o aprendizaje que nos deja este libro sobrepasa una trama que se queda atrás como un recuerdo. Solo algunos paisajes perduran, la gente que los transita siempre se queda atrás. Como nos enseña en dos frases mágicas este libro: “gente de otra época, lluvias de otros tiempos”, “fantasmas del pasado que vuelven para susurrar al oído de los vivos”
Animo a los lectores a adentrarse en las páginas de una obra que perdurará para siempre en su recuerdo.
