Crecer en el hampa.
Llega al cruce de la galería y un grupo de cinco o seis chicos de unos dieciséis años, estética rapera, gorras de béisbol del revés, vaqueros rotos, forman un corro y otro chico en el centro baila break dance dando vueltas sobre el suelo; mientras, los otros fanfarronean escuchando en un teléfono móvil Vita violenta de los raperos napolitanos Palu' feat NTO'.
Giuliano los observa disimuladamente. Chicos duros_ piensa_, gente diferente a la de hace años pero con el mismo camino y destino.
En Nápoles los eslabones cambian pero la cadena siempre es la misma.
Entra en una tienda de música, no es muy grande, el dependiente es un chico joven, Giuliano observa los estantes, algo de música latina, pero en su mayoría son CD autóctonos. Rap como el que escuchaban los chicos de antes y mucha música de cantantes neomelódicos, la fiebre desde hace unos años en la Campania. Lugares violentos templados con canciones de amor, y es que la vida violenta debe tener su mística y sus normas para tener seguidores.
Más allá del hampa.
VITA VIOLENTA