Libros: Más allá del hampa & Sombras del ayer

viernes, 6 de septiembre de 2019

Hacer cuatro piezas... LA FAIDA.
En un Fiat negro aparcado junto a otros coches, camuflado entre las sombras de la noche, cuatro siluetas apenas perceptibles llevan esperando más de dos horas.
_ Igual no vienen._ dice Angelo que está sentado justo detrás del conductor.
Roberto, a su lado, le responde:
_ Nuestras informaciones son buenas, tienen que venir._
El día anterior los Nazarenos de los Quartieri Spagnoli mataron a un hombre de confianza de los Falcone. Roberto y sus hombres esperan cobrarse la vida de uno de los suyos con creces.
Por sorpresa, unas luces cortas giran encarando la calle de los almacenes, avanzan muy despacio.
Roberto y sus hombres desenfundan las pistolas y las acerrojan, después bajan las ventanillas del Fiat.
_ Tú, Angelo, solo tienes que cubrir al conductor, nosotros desde este lado castigaremos a esos perros._
El coche apaga los faros y se detiene a un lado de la calle, seguidamente bajan tres ocupantes y se dirigen hacia la gran puerta metálica de una nave.
El Fiat negro arranca suavemente y se mueve con sigilo en la oscuridad. Mientras, tres siluetas negras al lado de la puerta están abriendo el candado 
Roberto y el copiloto abren fuego continuo, las siluetas, que con la luz habían tomado forma y colores más precisos, son abatidas al lado de la puerta. 
Angelo se mantiene asomado por la ventanilla pistola en mano, encañonando hacia el coche que dejaron aparcado los contrarios. El coche se acerca velozmente para salir de la zona y es cuando Angelo ve a alguien dentro del coche, en el asiento del conductor. El brillo metálico se acentúa en la mirada y abre fuego, dos impactos uno detrás de otro, que hacen añicos el parabrisas y velan la visión de Angelo.
Antes de salir de la calle Roberto le pregunta con tensión en el rostro:
_ ¿Había alguien más dentro?_
_ Creo haber visto a otro._ responde Angelo con la mirada perdida en la oscuridad de fuera.
Roberto le coge por el brazo.
_ ¡Respóndeme, Angelo!, ¿le has acertado?, no podemos dejar a ninguno vivo.
_ Roberto, si había alguien, ahora está muerto._ esta vez le mira directamente a los ojos mientras responde.
Roberto afloja la presión del brazo a la vez que aparece la sonrisa en su boca, los dientes blancos reluciendo en la penumbra.


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