Una letra tatuada en cada dedo.
Bajan por una calleja larga que desemboca a lo lejos en via Toledo. El cielo se ha transformado. El limpio azul se ha tornado en negros nubarrones que amenazan tormenta. Las sábanas colgando entre fachadas ennegrecidas por el tiempo se bambolean entre la luz gris y empiezan a mojarse por las pequeñas gotas intermitentes de lluvia.
No se ve a nadie calle abajo, de pronto alguien parece llamarlos en susurros. Se giran los cinco y a su espalda se acerca un joven que debía andar por allí, no lo habían visto al salir del bar. El chico, de pelo corto y ojos serios, se acerca a Angelo.
_ Oye, amigo, ¿tienes fuego para darme?_ dice el chico en tono amistoso, Angelo saca un mechero_. ¿Me podrías dar un cigarro, amigo?, ando un poco fastidiado de dinero estos días_ esta vez se dirige a Bruno, suena a ruego sereno.
Bruno saca un cigarro y se lo da a la vez que le presenta la llama del mechero para que lo encienda. El chico lo enciende cubriendo la llama con las manos, en cada dedo una letra tatuada en azul.
Ya vuelven a andar calle abajo los cinco.
_ ¡Hey, amigos!, mirad, os ofrezco algo_ vuelve a la conversación el joven de los ojos oscuros.
_ ¡Oye, dinos qué quieres de una vez!_ le contesta Bruno un poco molesto.
_Vámonos_ susurra Angelo_, esto no me gusta.
No les da tiempo, por delante surge de una calle un grupo de ocho o diez jóvenes de mal aspecto. Bates de béisbol algunos, caras de pocos amigos todos.
La Camorra no perdona.https://m.youtube.com/watch?list=PLRbPaFZ6_e11JuJI9XCGenp1eXHazarvz&v=Le8D4Lh_Lcw&index=24&vidve=5727&autoplay=1