La luz gris de la mañana.
Mira el reloj: falta poco para las siete. Se gira para ponerse de lado mirando la luz gris que atraviesa la persiana, cinco minutos y se incorporará para vestirse.
_ ¿Donde vas tan pronto?_ Bianca se ha despertado.
_ He quedado con un amigo para trabajar._
_ Desde que murió tu compañero estás muy raro_ dos segundos de silencio_. Ya casi no me hablas. ¿Qué pasa?_
_ Nada. Solo estoy tratando de arreglar unas cosas. Solo eso_ sonrié con los ojos tristes.
Bianca baja la mirada molesta, el cabello rubio revuelto sobre la almohada. Él acerca su boca a los labios tibios de ella, cierra los ojos y le explica sin palabras, le dice lo que pasa sin hablar. Acaricia sus senos y se enlaza con el cálido cuerpo de Bianca para fundirse en un solo cuerpo. Momento fugaz y egoísta que termina con soledades compartidas. Un destino que marca sus tiempos sin posibilidad de dar marcha atrás.
Son casi las ocho cuando él se pone el pantalón y la camiseta, mientras Bianca lo mira desde la cama.
_ ¿Cuándo volverás?_
_ No lo sé. Quizá tarde unos días._
Bianca se da media vuelta hacia la pared dándole la espalda.
Más allá del hampa.
Con i tuoi baci