Luces de colores.
Angelo va a coger su cóctel, cuando el camarero se dirige a él.
_ Tenéis que pagarme, debéis tres rondas._
_ ¡Tranquilo!_ acompaña Angelo con un gesto de la mano._, no te pongas nervioso._ y después gira la cabeza desentendiéndose mientras habla con Giovanni.
El camarero sigue allí, esperando para pedir el dinero a Angelo otra vez. Entonces Giovanni empieza a sacarse cosas que lleva en la cazadora de cuero y las va dejando en la barra, parece que buscara algo, el pelo largo bailándole por los hombros. Deja un paquete de tabaco en el mostrador, luego un mechero, una linterna pequeña, después un artilugio de hierro pequeño que podría ser una ganzúa y, por último, saca la pistola que robaron en el subterráneo y la deja encima de la barra a la vez que vocea.
_ ¡Pensé que la había perdido!_
Giovanni y Angelo se echan a reír a carcajadas, mientras el camarero, al ver la pistola, se aleja como alma que lleva el diablo y se olvida de las deudas en ese rincón de la barra.
En la pista se van combinando focos verdes y azules con la claridad blanca. Siluetas curvándose al ritmo de la música, pies en movimiento completando puzles móviles sobre baldosas negras pulidas. Ahora suena Happy children de P.Lion.
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Crecer en el hampa.